1. El muro de Berlín
Qué duda cabe de que el Muro deja sin palabras a todo el que lo mira. Convertido en el recuerdo de lo que un día fue símbolo de división entre las dos Alemanias, sus familias y amigos, a día de hoy el Muro de Berlín nos hace reflexionar sobre el pasado. Convertido en un espacio creativo, está repleto de grafitis, todos con un carácter crítico y pacifista.
2. La Puerta de Brandeburgo
3. La Iglesia del Recuerdo o Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche
Una verdadera maravilla arquitectónica, difícilmente puede verse en Europa un conjunto de tanto contraste y que produzca tanta emoción.
4. Dead Chicken Alley
“El contraste es sencillamente apabullante; sales de una de las zonas más comerciales de Berlín para entrar en una de las más alternativas, decorada con centenares de grafitis. No tengo palabras; simplemente recomiendo que se visite y se experimente de primera mano”.
Bien sea por las corresponsalías de los telediarios o por los postales, a casi todos nos suena el Reichstag de Berlín. Lo que representa para los alemanes es mucho más que un edificio neorromántico con nuevas estructuras contemporáneas hechas en cristal: es el Parlamento.
Así, este edificio es centro tanto turístico como político, y se ha convertido en un gran icono de la arquitectura moderna. De visita obligada.
El Weltzeituhr es un reloj situado en la céntrica plaza berlinesa de Alexanderplatz. Este reloj mundial, que muestra cada uno de los 24 husos horarios del mundo, asombra no sólo por las dimensiones sino por la iluminación nocturna que lo caracteriza, por lo que merece la pena una visita de noche.
No se puede ir a Berlín y no pasear entre las enormes losas de hormigón que caracterizan el Monumento al Holocausto. Este monumento, que recuerda a las miles de víctimas del Holocausto judío se compone de 2711 bloques de cemento repartidos en una enorme superficie de 19.000 metros cuadrados y bajo él se encuentra el museo.
5. El Reichstag
Así, este edificio es centro tanto turístico como político, y se ha convertido en un gran icono de la arquitectura moderna. De visita obligada.
6. El Reloj Mundial
7. El Monumento al Holocausto
No se puede ir a Berlín y no pasear entre las enormes losas de hormigón que caracterizan el Monumento al Holocausto. Este monumento, que recuerda a las miles de víctimas del Holocausto judío se compone de 2711 bloques de cemento repartidos en una enorme superficie de 19.000 metros cuadrados y bajo él se encuentra el museo.
Los pasillos inclinados que hay que recorrer provocan la sensación de asfixia, inestabilidad y angustia que los judíos sintieron en esa Alemania que era para ellos un laberinto sin salida.
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